Una jueza, un psicólogo y una periodista confiesan que los verdaderos perjudicados en temas de familia son los padres y aunque no lo quieran decir, los hijos
Publicado en "pormishijos.com"
Explica desde diferentes posiciones una misma realidad problemática: El perjuicio de los hijos de disfrutar a sus DOS padres.
MARÍA SANAHUJA, JUEZA DECANA DE BARCELONA
13 Diciembre 2006
La Jueza Decana de Barcelona, María Sanahuja, denuncia «miles» de detenciones masivas «sin apenas indicios» por malos tratos
Fuente: Carol Álvarez (El Mundo)
«Hemos causado un gran dolor a un montón de hombres»
«No hay delito que lleve a la detención masiva de miles de hombres, sin apenas indicios», denuncia la juez decana de Barcelona, María Sanahuja, pero la aplicación de la Ley Integral de Violencia de Género lleva a hacer real esta situación, «propia de regímenes totalitarios», advierte la decana. Fue ése el pensamiento de Sanahuja cuando concluyó, ayer, que «la Justicia española aún ha de hacer la transición democrática».
Sanahuja denunció esta norma desde una óptica que supone una pirueta novedosa, la que reivindica la indefensión de los hombres, víctimas de una ley que los discrimina y que «causa una vulneración de derechos fundamentales en nuestro país que repugna».
El contexto en el que la decana hizo estas manifestaciones fue la presentación del libro El varón castrado, que, según su autor, José Díaz Herrera, pretende desvelar las verdades y mentiras de la violencia doméstica en España.
Sanahuja lamentó que el problema de la violencia, con toda la gravedad que comporta, «se ha llevado a un punto de locura» que ha generado un uso «abusivo» de la ley, la destrucción de la prueba del proceso y la ausencia de presunción de inocencia.
La juez decana de Barcelona forma parte del movimiento denominado El otro feminismo, que rechaza la discriminación positiva que recoge la controvertida ley porque podría vulnerar varios derechos, como el de igualdad, el de legalidad, el derecho a la libertad y a la seguridad o a la tutela judicial efectiva.
Y, yendo de lo general a lo particular, Sanahuja apuntó que «una condena injusta genera una violencia tremenda, una espiral en que la víctima entra en un proceso de autodestrucción», pierde el control de sus actos, redobla la violencia e incluso acaba recurriendo al suicidio.
Entonando el mea culpa como copartícipe de las consecuencias que acarrea esta polémica Ley contra la Violencia de Género -«Todos somos responsables»-, Sanahuja señaló que «hemos causado un gran dolor a un montón de hombres».
La juez advierte que la responsabilidad del desaguisado que provoca la ley se remonta al Ejecutivo del Partido Popular y a la reforma del Código Penal de 1993, pero que el cambio de gobierno no sólo no enmendó este error, sino que lo perpetuó en distintas revisiones del tipo delictivo que tuvieron como colofón la actual Ley Integral. «El PSOE ha compendiado lo que hizo el PP», señala Sanahuja, y lo ha hecho con el apoyo unánime del Congreso.
Y es que, razona la juez, «castigar más al hombre no tiene ningún sentido» y es totalmente desproporcionado haber llegado al extremo actual, que ha llevado la «mala educación al Código Penal». De hecho, la decana espera que la futura reforma del Código Penal coja el toro por los cuernos y devuelva la problemática «a su justo término».
«Si incluimos las faltas de educación en el Código Penal, no dejaremos a nadie fuera de la cárcel, porque todos habremos sido maltratadores alguna vez», advirtió.
Sanahuja lamentó, igualmente, que la parte realmente positiva de la ley, la que prevé recursos asistenciales, no se haya desplegado.
Los niños se han convertido en el gran negocio del divorcio
"Está demostrado que la crianza monoparental trae problemas"
JOSÉ MANUEL AGUILAR, PSICÓLOGO CLÍNICO Y FORENSE
José Manuel Aguilar es un experto en custodia compartida. "Los niños se han convertido en el gran negocio del divorcio", denuncia el citado psicólogo.
Fuente: Rafa López / VIGO
Políticamente incorrecto, vehemente y sólidamente apoyado en estudios científicos. Así se mostró el psicólogo madrileño José Manuel Aguilar en el Club Faro, en el que defendió a capa y espada la custodia compartida. Y es que, como reza el título de su último libro, tras las separaciones los niños quieren y deben estar "con papá y con mamá", aunque los tribunales no siempre propicien la entente cordiale entre los cónyuges.
P: La Ley del Divorcio ha cumplido 25 años desde su puesta en vigor en España. ¿Ha avanzado en su desarrollo como indica ese largo cuarto de siglo?
R: Los juzgados no han avanzado nada. Sólo ligeramente en la elaboración de los equipos psicosociales: psicólogos y trabajadores sociales adscritos a los juzgados de familia, y sólo en capitales, con lo que el 80 por ciento de la población española queda fuera.
Pero nada se ha avanzado en lo que respecta al otorgamiento automático de la custodia a la madre.
La reforma del pasado año era necesaria, pero fue limitada y entorpeció la posibilidad de la custodia compartida. Hoy estamos peor que nunca.
P: ¿Qué le parece más grave?
R: La asimetría entre el avance de la sociedad y la justicia: los que se están divorciando ahora mismo son menores de 40 años, con hijos adolescentes o en la preadolescencia. Trabajan los dos, por una palabra mágica llamada "hipoteca", y ambos se quieren implicar. Pero en cuanto se divorcian, automáticamente la custodia y la casa son para la madre y las cargas para el padre, que sólo puede ver a su hijo cuatro días al mes. Se convierte en visitante, y así no se educa.
P: Hay quien habla del "síndrome del padre súbito".
R: Es una queja de las feministas radicales, que dictan las leyes del gobierno actual.
Decían que iba a surgir mucho "padre súbito". Falso. En las generaciones actuales se pueden ver padres jugando con sus hijos en los parques, les cambian los pañales y les hacen la cena. Si ahora te divorcias y quieres seguir teniendo un papel activo en la educación de tus hijos, el juzgado te lo negará.
P: La psicología ha demostrado que los niños crecen más seguros de sí mismos e incluso más inteligentes si el padre se implica en su educación...
R: En psicología está absolutamente demostrado que la crianza monoparental trae problemas, y que la mejor situación postdivorcio es la custodia compartida. No hay ninguna investigación en el mundo que diga lo contrario.
En Francia, la custodia compartida fue defendida por las feministas, porque permite conciliar la vida familiar y laboral de las mujeres. Aquí, en cambio, se limita, porque los niños se han convertido en el gran negocio del divorcio.
P: El año pasado se lamentaba de que las denuncias falsas de malos tratos y abusos contra los padres "salían gratis". ¿Ha mejorado en algo la situación?
R: Ha empeorado enormemente. Desde el año pasado, tras la reforma, han aumentado un 5 por ciento las separaciones contenciosas, según datos del Consejo General del Poder Judicial.
P: ¿Se refiere a los divorcios rápidos?
R: Sí, los divorcios exprés han pasado a ser conflictivos. El ministro de Justicia se ha sumado a esta preocupación, pero ha considerado que las denuncias falsas son un "daño asumible". El 90 por ciento de las denuncias por abusos sexuales en las separaciones contenciosas son falsas.
P: Hay quien apunta que la custodia compartida facilita que haya niños malcriados, porque los cónyuges compiten por hacer los mejores regalos a los niños...
R: No, en absoluto. Si se trabaja en cooperación se llega a acuerdos. En cambio, si existe la custodia monoparental y el otro quiere ganarse a los hijos entonces será el "papá Burger King", el guay, y les recargará el móvil con veinte euros todas las semanas.
P: Deberá haber un "acuerdo de mínimos" tras el divorcio...
R: Aunque no se hablen, deben dialogar por sus hijos, que siempre les unirán. El número de denuncias por "niños tiranos" ha superado al de denuncias de malos tratos de los padres. Cuando el niño cumple 12 años el padre ya está desautorizado.
P: El éxito de programas como "Supernanny" indica que algo no marcha bien...
R: Los casos que plantea son ridículos, de padres que con tres años han delegado su responsabilidad como progenitores.
P: Los sucesos de acoso a los profesores han saltado a las primeras páginas de los periódicos. Y hay padres que secundan esa conducta inaceptable...
R: No sólo eso. Cuando a nosotros nos llamaban a clase íbamos con miedo pensando "la que me va a caer cuando llegue a casa". Ahora, la madre le pregunta a la profesora "por qué ha suspendido usted a mi hijo", no "por qué ha suspendido mi hijo". Trasladan la responsabilidad al profesor, cuando la responsabilidad es de todos y de la voluntad del menor, que hay que potenciar. Hay un temor atávico a que el niño se enfrente a problemas que son naturales y que hacen que el sujeto madure como persona. Se piensa que si se le regaña terminará en el psicólogo. Absurdo.
P: ¿Tiene que ver el criterio político con cómo se abordan estos casos?
R: Es determinante. Lo que decimos los técnicos y lo que hacen los políticos no tiene nada que ver. Nosotros planteamos soluciones desde la práctica, y el político se basa en criterios de rentabilidad electoral. Rara vez coinciden.
P: Pero no todos los técnicos estarán de acuerdo...
R: En el tema de la custodia compartida, según un estudio que hemos realizado entre expertos de varias universidades españolas, hay un consenso unánime. Aunque también hay técnicos "de pesebre", que viven de presupuestos públicos.
Sobre el maltrato femenino a los hombres
PILAR RAHOLA, FILÓLOGA, ESCRITORA Y PERIODISTA
Asegura que todo empezó por un melón. Estaban casados, luchaban por tener un hijo que no llegaba, vivían sus peleas -demasiada suegra en su cocina ...-, y disfrutaban de sus encuentros. Lo conocí en Els Matins, de TV-3, y a todos -desde Helena García Melero, hasta Xiana Siccardi, pasando por el propio Josep Cuní- se nos quedó cara de cuadro. Sin ninguna duda, el hombre que nos relataba su odisea, que empezó con una pequeña discusión por un melón, y acabó con grilletes en comisaría, un juicio por maltrato y una absolución, era un hombre desconcertado y hasta derrotado. Ya no era un presunto maltratador, pero lo había sido durante más de un año, y el peso de esa culpa le había cambiado la vida, quizá para siempre.
Lo que más me sorprendió es que, a pesar de su odisea y de su inequívoca perplejidad, aún parecía enamorado de la mujer que no había vuelto a ver, desde que un melón, una suegra y una grave acusación se interpusieron en sus vidas. Con la absolución en el bolsillo, y la tranquilidad recuperada en el ánimo, nuestro invitado intentaba encontrar sentido a todo lo que le había ocurrido.
Por supuesto, si la anécdota no fuera el indicio de la categoría, no encontraría otra excusa que el pintoresquismo para relatar la historia. Pero, más allá de las muchas bromas que podemos hacer con la noticia, lo cierto es que son demasiadas, y muy serias, las voces que denuncian el abuso contra los hombres, que la nueva ley contra el maltrato puede representar. De entre todas, la Juez Decana de Barcelona, María Sanahuja, ha sido la más combativa.
El tema no es menor, y desde el rotundo compromiso con los derechos de la mujer, desde la convicción que es necesaria una ley integral contra la violencia de género, y desde la concienciación con una problemática que cada año mata a decenas de mujeres, desde todo ello, o precisamente por todo ello, los sectores más activos tenemos que hacernos algunas preguntas.
¿Es una ley completamente justa?; Si lo es, ¿se aplica con inteligencia?; ¿Ha servido para frenar el maltrato a la mujer?; ¿Hay mujeres que usan ese drama social para actuar malvadamente contra sus maridos?. Y la pregunta del millón: ¿la ley ha abierto la puerta al maltrato contra los hombres?.
Es decir, ¿en la lucha por aplicar la justicia, hemos inventado otra forma de injusticia?. Si ser preciso es necesario en todo cuadro argumental, serlo en este caso me parece una exigencia moral. No hablamos de una cuestión menor. La lacra social del maltrato a la mujer, derivada del paradigma cultural del dominio de la mujer, en la estructura patriarcal, ha dejado un lastre de dolor, humillación y violencia que ha arrastrado a centenares de mujeres al pozo negro de la desesperación.
No hace aún tanto tiempo, el maltrato podía formar parte de la lógica familiar, era considerada una cuestión íntima, y todas las mujeres golpeadas se habían caído por la escalera. Los abogados que luchaban contra la violencia de género se encontraban con policías, comisarías, leyes y tribunales que no entendían, no podían o no sabían combatirla. No olvidemos que no estábamos ante un delito, sino ante una falta.
Árdua y difícil fue la lucha, desde la mítica denuncia de Ana Orantes en televisión, para conseguir leyes contundentes, sensibilidad social y un compromiso colectivo que situara al maltratador en el lugar delictivo que le correspondía.
Pero, en el necesario camino hacia la plena garantía de los derechos de la mujer, ¿no habremos perdido algo por el camino?. Quizá ecuanimidad, quizá prudencia. Sea como fuere, si es cierto que la ley permite la trampa malvada de castigar a un ex marido con falsas denuncias de maltrato, si lo es que las denunciantes no reciben castigo por la falsedad y si muchos hombres están sufriendo un nuevo tipo de acoso y ven sus derechos lesionados, entonces tenemos un serio problema.
La cuestión del maltrato es tan profunda, relevante y comprometida, que no puede ser, de ninguna manera, la puerta de entrada de otra forma de maltrato. Y si la ley no está bien ajustada, habrá que ajustarla, para que sea justa la ley. Creo, además, que esta sensibilidad, también a favor de los hombres maltratados -y una falsa denuncia es un serio maltrato-, tiene que partir de los sectores más sensibles y comprometidos con la mujer, precisamente porque su sensibilidad es mayor.
Nosotras, que sabemos por propia piel histórica lo que significa la discriminación legal, no podemos ser la excusa para discriminarlos a ellos. Es tan simple y ... tan complejo como esto: si el feminismo crítico, inteligente y comprometido no lidera la lucha contra el abuso de la ley, todos los pata negra machistas, misóginos e irreductibles que quedan por las cavernas del país utilizarán dichos abusos para defender postulados de dominio.
Para muestra, el botón del libro 'El varón castrado', auténtico panegírico misógino, con la excusa de defender a los hombres falsamente acusados. Pero es que, además, la sensibilidad para con la mujer maltratada, necesariamente tiene que venir acompañada de una sensibilidad global, que incluye rechazo a la mentira, repudio al abuso y castigo para aquellos que lastiman a sus ex, lanzándoles tamaña falsedad.
Sí. Soy favorable a la ley. Pero soy igualmente favorable al castigo severo contra las denuncias falsas, porque hacen tanto daño a la pedagogía de la igualdad como el propio paradigma de dominio. No pueden quedar impunes. Soy una luchadora de los derechos de la mujer. Como tantas. Como miles. Precisamente por eso, me indigna y me duele que, en nombre de esa lucha, hoy existan hombres que sufren severamente.
La ley no se hizo para dirimir peleas de pareja, ni para castigar los amores fallidos, ni como ariete de venganza. La ley castiga un delito serio que mata decenas de mujeres. El resto pertenece al ámbito de la pelea civil, quizá de la miseria cotidiana, de los restos de los amores mal acabados. Usar el maltrato para venganza, abuso o presión económica es otro acto de maltrato. Y contra ese maltrato, tampoco podemos ser insensibles.
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