Maridos golpeados en México
27 Abr 2008(06:26:35)
Gardenia Mendoza Aguilar
2008-04-27
La Opinión
MÉXICO, D.F.— El matrimonio de Alejandro Eredia pasaba por una crisis cuando un día él se negó a ayudar a limpiar la casa y discutir nimiedades. En respuesta, su mujer lo golpeó en la cabeza con una pelota de bronce.
"Me reí para demostrar que no importaba, pero se enojó más y llamó a su mamá y a su hermana, que vivían cerca, y me golpearon con un palo, me rasguñaron y jalaron tanto mi cabello que arrancaron algunos", cuenta Alejandro.
Llamó a la policía. Las tres señoras argumentaron defensa propia y él terminó en las oficinas del Ministerio Público mostrando los hematomas que tenía en todo el cuerpo para evitar ser procesado.
La legislación mexicana obliga a las autoridades a castigar la violencia contra las mujeres; sin embargo, nada especifica cuando la agresión de género afecta a los varones.
"Los agentes del Ministerio Público, todos hombres, no me creían. Se burlaron, dijeron que les ¡hubiera regresado los trancazos!, y concluyeron que era inocente y me dejaron ir", dice. "El problema es que no hay equidad, si yo respondo violento y las golpeo, habría ido preso, inmediatamente", agrega Alejandro.
La falta de cultura de denuncia por maltrato masculino no ayudó a Alejandro: sólo el 2% de las víctimas recurren a las autoridades, principalmente por vergüenza, para evitar ser considerado un "macho asustado" por una esposa de armas tomar.
No obstante, y aun a contracorriente social, en los últimos años las denuncias de hombres maltratados por sus parejas ha ido en aumento.
En 2007, el Instituto Nacional de Geografía Estadística e Informática (INEGI) informó que la proporción de reportes es de 15 a 85, todavía con desventaja para las mujeres; sin embargo, en 2006 eran sólo 10 palizas para hombres y 90 para las mujeres.
El impacto de estas cifras ha podido evaluarse en el programa semanal A la Vanguardia, el único espacio radiofónico dedicado a los varones en México, aunque casualmente es conducido por una mujer: Gabriela López.
"Iniciamos con un programa para todo el público sobre temas de salud, belleza, etcétera y teníamos una cápsula de 10 minutos dedicada a los hombres en la que ellos se sintieron cómodos para quejarse de la desigualdad con la mujer y cómo la sufren, cada día eran más llamadas y así creció", cuenta.
A lo largo de seis años, Gabriela ha dado voz a historias de mujeres irascibles que atacan a sus novios, esposos, amantes o concubinos con instrumentos punzocortantes, utensilios de cocina, electrodomésticos o cualquier objeto que materialice su ira.
"Recuerdo a un señor que nos llamó desde el hospital porque su esposa le había clavado un cuchillo por la espalda, mientras dormía", destaca la conductora, quien hoy encabeza el Círculo Masculino, una organización que apoya a los varones en la martirizante lucha de género.
Para los varones, los ataques físicos son sólo un eslabón en la cadena de agresiones femeninas, pues la principal herramienta de tortura de éstas son los hijos.
"Cuando hay una separación, las leyes otorgan la custodia a las mujeres en el 99% de los casos, como si los hombres no supiéramos cuidar a los niños y ellas no tuvieran que trabajar", comenta Pedro Roa, de la Asociación de Padres de Familia Responsables, organización que desde 2003 busca que unos 250 hombres impedidos por un proceso legal puedan ver a sus críos.
"En un divorcio hay pasiones de por medio y las mujeres inventan violencia para quedarse con la custodia de los niños, mientras organizaciones feministas las apoyan para inventar testimonios, comprar testigos y hasta sobornar a los jueces", asegura Roa, quien tiene un hijo de 11 años a quien no ve desde 2002.
Alejandro ha vivido su propio infierno. Humillado por la tunda que le propinaron las mujeres de su familia política, demandó penalmente a su esposa y pidió el divorcio.
En venganza, ella lo acusó de abuso sexual en contra de su propio hijo. Después de 64 diligencias y cuatro años de litigios, el padre fue declarado inocente.
Después del veredicto, tampoco pudo convivir con el niño: había perdido el trabajo por atender los llamados de la justicia y la madre utilizó el estado de desempleo de su ex cónyuge para bloquear la patria potestad compartida. El lío jurídico sigue.
"Mi hijo no es huérfano de padre y yo voy a luchar hasta el último día de mi vida por tenerlo", sostiene
Miguel Bernal, un abogado que trabajó durante varios años en un juzgado de lo civil en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) da testimonio de que el 50% de los casos de divorcio son manipulados a favor de las madres, sea para otorgarles la patria potestad o para recibir una mayor pensión alimenticia.
"Las desventajas que durante siglos han vivido las mujeres se han convertido ahora en un arma mezquina contra los hombres", analiza.
La nueva ley contra la violencia doméstica, aprobada en noviembre pasado en el Senado mexicano, protege a las mujeres de golpes físicos, psicológicos, morales, económicos y hasta del desamor. No así al hombre.
"Ellos tampoco ponen mucho de su parte para involucrarse en estos temas", dice la diputada Bertha Rodríguez, de la Comisión de Equidad de Género en la Cámara de Diputados. "En el tiempo que llevo en la Legislatura nunca se han acercado para expresar la problemática".
Las acciones de los hombres han ido más bien a las calles, en los últimos cuatro años han organizado marchas, foros y seminarios para orientar a sus congéneres. Por su parte, las mujeres han empezado a aceptar que en la realidad no sólo son víctimas.
APIS, Fundación para la Equidad, Grupo de Autoayuda para Mujeres Violentas, es una creación reciente y tiene como prioridad hacer ver que "el empoderamiento" de género no significa que sea el camino para cobrar revancha sino el mejor camino para la equidad.
"Tenemos que llegar a acuerdos porque no podemos eliminar por decreto a los hombres y a las mujeres. Existimos, nos queremos, hay que aprovecharlo para crecer y no para destruirnos", dice el abogado Bernal, quien también pertenece al Círculo Masculino y se casa el próximo mes.
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